Museo del Baile Flamenco; nuevo mundo para el arte


El telón se abre, últimos retoques entre bastidores... escenografía que representa la más absoluta pureza andaluza; arte flamenco. Un concepto que va más allá de lo meramente museístico, para ofrecer una experiencia inolvidable, donde la cultura se oye y el arte se mueve. Esto es... Museo del Baile Flamenco.

Cristina Hoyos es, sin duda, el alma precursor del cual el arte renace. Títulos que avalan su carrera profesional; de "Galas juveniles" a "Poema del Cante Jondo en el café de chinitas", pasando por "Bodas de Sangre", "El amor brujo", "Montoyas y Tarantos", "Yerma", "Lo flamenco", "Caminos andaluces", "Tierra adentro"...  Un currículum impecable que además acompaña a producciones propias como "Sueños flamencos" y "Viaje al sur" entre los más destacados. Una trayectoria artística que en enero de 2004 le hace ser nombrada directora del Ballet Flamenco de Andalucía.


Un lugar mágico, fusión de los tres pilares; baile, canto y guitarra. La estética del flamenco en estado puro; interacción, contribución al arte y la cultura, conocimiento, descubrimiento, experiencia... la más absoluta manifestación artístico cultural enmarcado en un elegante y sobrio templo romano datado en el siglo XVIII. Sevilla, donde el caballo trota al ritmo de las castañuelas desde tiempos inmemorables. Singularidad andaluza que alberga entre sus muros una urna cuyo interior contiene la Biblia, el Corán, Talmud, y numerosas escrituras hindúes; un guiño a la unión cultural desde siglos atrás como muestra de paz y entendimiento entre diferentes sociedades a lo largo de la historia.




Y el baile por antonomasia tiene un lugar de culto a la exposición museística. Representaciones documentales permanentes y temporales. Autores diversos en un espacio único que aporta valor añadido a la obra de arte representada. Jean Lamouroux, Colita, Pedro Moreno, Miguel Alcalá, Gabriel Cabeza, Mauro di Girolamo; diferentes nacionalidades que convergen en la cultura del baile flamenco.



Actuaciones que repercuten en sentimientos, emociones; el último de los patios ecijanos de Sevilla es una metáfora melancólica al arte. Incertidumbre... Taranto, una evolución que viaja al sensual Tango, un saleroso Palo, la flamenca Soleá por Bulerías, solemnidad de la pura Seguiriya... Ponte la bata de cola, báilame una Alegría. Una proyección escénica que va más allá del espectáculo para acuñarlo también a su concepción formativa; una escuela bajo la dirección de Víctor Bravo, bailaor, donde el impulso, lenguaje y la expresión natural son los factores esenciales para el crecimiento artístico inmaterial del baile flamenco.



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Es, sin lugar a duda, la actuación más bonita del mundo, en la que se entremezcla el traje con la música y el movimiento entre los muros más antiguos de la ciudad de Sevilla. Carácter propio, singular... las manos se funden en el aire, los tacones se oyen entre sus muros... A lo lejos, el caballo y la yegua frente a la calesa; miradas cómplices... Y de repente, las riendas se transforman castañuelas, bata de cola, zarcillos, chaqueta Marsellés... un nuevo mundo para la expresión del arte con nombre propio; Museo del Baile Flamenco.


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